Un ejecutivo de una conocida cadena de restaurantes de comida rápida le estaba mostrando su agenda a la nueva directora ejecutiva. “Quiero que sepa que siempre estoy disponible”, le dijo. Tras observar que el horario de ese ejecutivo no tenía ni un solo espacio en blanco, verdaderamente perpleja le preguntó: “¿A qué horas le queda tiempo para pensar?”
Un estudio efectuado recientemente por, una prestigiosa consultora, reveló que el empleado empresarial promedio maneja diariamente alrededor de 50 llamadas telefónicas, 25 mensajes electrónicos y 9 llamadas por el teléfono celular. Sin contar los mensajes por fax, los correos de voz y los mensajes de texto. Con base en mi experiencia, pienso que estas cifras se quedan cortas.
Lo anterior significa que si, por ejemplo, usted trabaja diez horas al día, entonces hace cinco llamadas por hora. Si la duración promedio de las llamadas es de tres minutos, entonces usted pasa en el teléfono casi la tercera parte del día. Sin mencionar los documentos que tiene que leer, los mensajes que tiene que enviar por fax, los del correo electrónico y el busca personas que debe responder y las reuniones a las que tiene que asistir.
“Estar siempre disponible” es el lema que está en boga. Llevamos el teléfono celular atado al cinturón, como hacían los vaqueros con sus revólveres, y nos sentimos desnudos cuando no lo llevamos.
Todo lo relatado hasta el momento, es para llevarlos a plantear una pregunta muy interesante… “¿Cuántos de ustedes tienen sus mejores ideas mientras trabajan?” Nadie levanta nunca la mano. “¿En qué parte de la casa se les ocurren las mejores ideas?”, pregunto. Invariablemente, la respuesta es el baño o la habitación. “¿Por qué?” “Porque nadie me molesta y tengo tiempo para pensar”, suele ser la respuesta.
¿Dónde la gente tiene las mejores ideas? Donde usted supone. Las ideas más brillantes llegan mientras conducimos el automóvil, hacemos ejercicio, nos damos una ducha, dormimos siesta o arreglamos el jardín. En otras palabras, cuando no estamos trabajando.
Las mejores ideas surgen cuando nuestro funcionamiento depende de un hemisferio cerebral diferente. Por lo común, en el trabajo pensamos con el hemisferio izquierdo que es lineal, racional y lógico. Sin embargo, las ideas más imaginativas y revolucionarias provienen del hemisferio derecho, que es más creativo e intuitivo.
¿Significa esto que en su oficina deba haber una cama o un baño con ducha? No, pero lo que sí debe hacer es darse tiempo para pensar. Las personas cuya actividad es muy estresante, como los deportistas, toman ratos libres. ¿Para qué? Para recuperar la energía y replanear sus estrategias.
Distanciarnos de la acción nos proporciona una perspectiva diferente y nos ayuda a ver todo el panorama.
En un discurso que pronunció recientemente, Ron Heifetz, director de un prestigioso programa de liderazgo de la Universidad de Harvard, señaló que los líderes deben pensar en su organización desde dos puntos de vista. Haciendo una analogía con un teatro, Heifetz dijo que el líder debe estar tanto en la platea, es decir, cerca de la acción, como en el palco, o sea, lejos de ella. Desde el palco se ve el panorama completamente, lo cual es fundamental para pensar estratégicamente.
Una importante revista de negocios hizo una investigación con líderes de todos los campos imaginables y encontró que más de dos terceras partes dedicaban media hora diaria a pensar. Algunos salían a la calle a caminar, otros hacían ejercicio, y unos cuantos sencillamente se sentaban y soñaban despiertos. Pero todos coincidieron en que en esos momentos pensaban mejor y producían sus mejores ideas. Siempre habrá algo más que hacer. Pero cuando la gente no toma ratos libres, deja de ser productiva y creativa. Aparte de eso, pierde la alegría, lo cual es muy perjudicial para la moral de todos.
El gran escritor irlandés George Bernard Shaw afirmó que poca gente realmente piensa más de dos o tres veces al año. “He ganado reputación internacional pensado una o dos veces por semana”, dijo.
La gente palidece de pensar en tomarse un rato libre en el trabajo. Dicen: “Trabajo al máximo de mis capacidades sólo para estar al día.
¿Quién tiene tiempo para descansar?
Es crucial entender que tomar ratos libres para reanimarnos y reponer las fuerzas no significa que seamos unos holgazanes. Por el contrario, cada día se demuestra de manera contundente, que en la medida que hacemos más efectivo el uso de “tiempo libre para mí” mejores resultados le doy a la vida.
¡Pruébalo! Y después me cuentas…
Fuente: Tenga éxito en los negocios sin matarse en el intento, escrito por Robert J. Kriegel.
Juan Carlos Caramés Paz
Experto en Creatividad, Autor, Conferencista, Asesor y Consultor.
Con más de 20 años al servicio de más de 800 empresas y 1.500.000 seres humanos formados. Más de 50.000 horas de facilitación. Más de 3.500 conferencias dictadas en: Venezuela, Panamá, Guatemala, Costa Rica, Estados Unidos, Colombia, México, Argentina, Perú, Dubai.