El mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre o mujer, que sabe adónde va…
Antoine de Saint-Exupery
La vida es decisión, y el ejemplo más claro es como la naturaleza hace de ella, el más hermoso arte. Los ríos apuntan al mar, y todos los días buscan la manera de alcanzarlo. Rompen piedras, se filtran por impenetrables rocas, hacen saltos espectaculares. Todo el tiempo están decidiendo, como avanzar, hasta llegar a su objetivo.
Lo mismo pasa con el ser humano, todos nacemos para decidir y apuntar a los más altos objetivos de vida.
Todos sabemos lo que significa decidir, que no es más que tomar una determinación sobre un asunto dado. Y, también, todos conocemos lo complicado que puede resultar ello, en algunos momentos. Eso puede pasar, en algunas ocasiones. Pero lo que no es normal, es que el arte de complicar y posponer las decisiones, se convierta en tu mejor arte, en lo más normal en tu actuar.
Veamos algunas consecuencias, rápidas, de lo que significa tener una personalidad con rasgos de indecisión. Aclaro “personalidad”, ya que las personas indecisas, no existen. Lo que existe, son personas, con conductas, sobre el arte de decidir, que tienen que mejorar esta habilidad o cualidad de vida. Veamos algunas de esas consecuencias…
1.- A nadie le gustaría tener a un compañero, de camino, con personalidad indecisa. Convierte el viaje, en todo un “PERO”. Y toma más tiempo, de lo normal, llegar al destino deseado.
2.- Una personalidad con rasgos de indecisión, hace malgastar el tiempo, que es el recurso más precisado que tiene cualquier ser humano. Los minutos hacen pesado las horas, sin que nada pase. Todo amerita, más tiempo de lo normal, para que avancen las cosas. Argumenta tanto, cada paso, que sin querer la noche la sorprende el sueño.
Le hace perder, también, el tiempo de quien lo acompañe, sin sentir ningún remordimiento o consideración.
3.- Interiormente, exagera tanto las consecuencias de sus actos, que al final, puede terminar por decidir nada. Su navegar interior de opciones, se ciega de manera automática, frenando el potencial de creatividad, que puede tener cualquier ser humano.
4.- Una personalidad con rasgos de indecisión, puede terminar dándole vueltas y vueltas, a las cosas, que culmina dejando muchas por la mitad, inconclusas, o simplemente sin cerrar. Le cuesta cerrar cualquier determinación.
5.- Termina dependiendo de alguien, para dar cualquier paso. Sin saberlo, desarrolla una red de dependencia, en casi todos los hábitos de vida. Inclusive, hasta para las cosas más sencillas.
6.- Un persona con rasgos de indecisión, se acostumbra a dudar tanto de sí, que termina no confiando en ella misma. Desarrolla una personalidad con síntomas de inseguridad, hasta el rasgo de sufrir por ello.
7.- Vivir en zozobra, se les hace tan natural, que desarrollan conversaciones de ansiedad y crítica. Como no se atreven a nada, tienen más tiempo para hablar de los demás.
Hay más consecuencias, pero con lo descrito basta, para entender la necesidad, de que hay que enfrentar esta debilidad, si forma parte de tu personalidad.
Para comenzar, hay que comprender que “decidir”, es una habilidad, que se desarrolla, sólo decidiendo cosas. Muchas veces he dicho, en mis artículos, que no decidir, es decidir. Siempre estamos decidiendo, quieras o no quieras. Es algo natural.
Fija un tope de tiempo para decidir cualquier cosa. Es clave determinarlo, para saber cuándo comienzas a procrastinar, es decir, cuando comienzas a posponer tus cosas importantes.
Es conveniente saber, claramente, lo que deseas, para ajustar la determinación y valentía, de alcanzar tus objetivos. Evitar los rodeos, te ayudará a centrar tu determinación.
Es sabio entender, que en el arte de decidir, siempre ganas, perdiendo algo a cambio. No siempre es así, pero cuando decides, inicias algo nuevo, para reemplazar lo viejo. Cuando lo que decides, es para tu bienestar, es como más fácil y determinante, enfrentar lo que te resiste a actuar.
Henry Amiel, una vez escribió “El hombre que pretende verlo todo con claridad, antes de decidir, nunca decide”. El riesgo y la posibilidad de errar, forma parte de cualquier decisión. Aprende a afrontarlo, él forma parte del éxito. Sin arriesgar, nunca conocerás los límites de tu potencialidad, y seguirás alcanzo los mismos resultados hasta el día de hoy.
Potencia tu valentía, afrontando la realidad que no deseas y rétala, con algunas decisiones, que “probablemente” mejorarán tu futuro.
Juan Carlos Caramés Paz
Experto en Creatividad, Autor, Conferencista, Asesor y Consultor.
Con más de 20 años al servicio de más de 800 empresas y 1.500.000 seres humanos formados. Más de 50.000 horas de facilitación. Más de 3.500 conferencias dictadas en: Venezuela, Panamá, Guatemala, Costa Rica, Estados Unidos, Colombia, México, Argentina, Perú, Dubai.