El autor Rudyard Kipling escribió: “Si no logras lo que deseas, es señal de que no lo deseas en serio, o que has tratado de regatear el precio”. ¿Hasta que punto desea usted alcanzar su potencial y cumplir el propósito de la vida? ¿Tiene usted hambre de éxito? Se necesita pasión de su parte para seguir creciendo, aprendiendo y negociando. Esa pasión nutrirá su perseverancia.

A medida que progresa en el camino al éxito, frecuentemente se encontrará frente a una intercesión, y cada vez que lo haga tendrá que tomar decisión. Usualmente, tendrá tres alternativas: ganar algo, perder algo o negociar algo. En la primera etapa de la vida, usted toma decisiones que suman o restan. Pero a media que transcurre el tiempo, la vida se complica, y si quiere seguir avanzando, tendrá que negociar más. Es esencial reconocer esto. Muchas personas sin éxito pasan gran parte de su vida parados frente una intercesión esperando por una situación en la que puedan recibir sin dar nada a cambio, pero esto muy raras veces ocurre.  “Tienes que dar para subir”. La persona que quiera avanzar sin hacer ningún sacrificio se queda atascada en el camino al éxito.

Hay dos puntos clave para poder hacer buenas negociaciones en el viaje del éxito. La primera es estar dispuesto a hacer sacrificios. La verdad es que no hay éxito sin sacrificio. Si hace sacrificios hoy y no ve el éxito, tenga por seguro que usted o alguien más va a disfrutar de los resultados de esos sacrificios dentro de algún tiempo.

El segundo secreto para hacer buenas negociaciones es la perseverancia a la antigua. Calvin Coolidge dijo una vez:”Nada en el mundo puede tomar el lugar de la perseverancia. El talento no puede hacerlo; nada es más común que hombres talentosos sin éxito. El genio tampoco; el genio sin recompensa es casi un proverbio. La educación tampoco; el mundo está lleno de marginados educados. Solo la perseverancia y la determinación son poderosas”.

La buena noticia es que usted no necesita haber nacido con perseverancia para tenerla. Es una actitud que puede desarrollar y fortalecer. Si está inclinado a ceder en lugar de luchar, mejore su nivel de perseverancia reflexionando con el siguiente comentario, realizado por el campeón olímpico Jesse Owens: “Hay algo que le puede ocurrir a cualquier atleta, a todo ser humano; ese es el instinto de aflojar, de ceder ante el dolor, de dar menos que lo mejor de uno… el instinto de esperar ganar por medio de la suerte o cuando tu oponente no da lo mejor de si, en vez de alcanzar y superar tu límite, que es donde siempre se encuentra la victoria. Derrotar esos instintos negativos que afloran para derrotarnos es la diferencia entre ganar y perder, y enfrentamos esa batalla todos los días de nuestra vida”.

Enfóquese en el cuadro completo.

Jesse Owens es ciertamente uno de los campeones mas queridos en la historia olímpica, pero no solo los ganadores muestran lo que se necesita para ser exitoso. Una noche de octubre de 1968, un grupo de espectadores perseverantes se quedó en el Estado Olímpico de la Ciudad de México para ver la llegada del último corredor del maratón. Más de una hora antes, Mamo Wolde, de Etiopia, había ganado la carrera, por lo que recibió los vítores de los espectadores. Pero a medida que la gente esperaba por los últimos participantes, iba oscureciendo y la temperatura bajaba.

Parecía que ya había llegado el último de los corredores, de manera que los espectadores comenzaron a retirarse, cuando de pronto oyeron sirenas y pitos de la policía que venían de la puerta del maratón en el estadio. Y mientras todos observaban, el último corredor hizo su entrada en la pista para el último tramo de los cuarenta y dos kilómetros. Era John Stepehn Akwhari de Tanzania. Mientras corría en la pista los últimos cuatrocientos metros, el público podía ver que su pierna estaba vendada y sangraba. Se había lesionado al caer durante la carrera, pero eso no lo había detenido. El público del estadio se puso de pie para aplaudirlo hasta que llegó a la meta.

Mientras se retiraba cojeando, le preguntaron por que no se había rendido, si estaba lesionado y no tenía posibilidad de ganar una medalla. “Mi país no me envió a México para comenzar una carrera”, respondió. “Me mandaron a terminar una carrera”.

Akwhari miró más allá del dolor del momento y mantuvo su ojo en el cuadro completo; en la razón por la que estaba allí. A medida que usted hace el viaje del éxito, recuerde que su meta es terminar la carrera, dar lo mejor de sus capacidades. Usted fue creado con un propósito. Haga sus decisiones y planifique sus esfuerzos de acuerdo a esto.

Deseche las excusas.

George Washington Carver dijo: “El noventa y nueve por ciento de los fracasos vienen de personas que tienen el hábito de dar excusas”. La persona sin éxito siempre puede encontrar razones para explicar por que no le esta yendo bien. Pero la gente exitosa no busca excusas, aun cuando pudieran justificarse. Sin importar las circunstancias, hacen lo mejor y siguen adelante. Esto es lo que significa perseverar.

  1. M. Gray dijo: “La persona exitosa tiene el hábito de hacer las cosas que a los fracasados no les gusta hacer. A la persona de éxito tampoco le gusta hacerlas, pero su gusto queda subordinado al poder de su propósito”. Si usted se ha permitido desarrollar el hábito de las excusas, propóngase cambiar hoy mismo. Cambiar las excusas por la excelencia abre las puertas hacia muchas otras negociaciones positivas que necesitará hacer para ser exitoso.

Entienda las probabilidades.

Una vez que usted ha entendido lo que se necesita para ser exitoso, entonces comprende el rol que juega la perseverancia. Puede vencer los tropiezos sólo si tiene la disciplina de seguir adelante cuando otros se rinden. Como dijo el presidente Harry Truman: “Al leer la vida de los grandes hombres, encontré que la primera victoria que obtuvieron fue sobre si mismos. En cada uno de ellos, la disciplina personal fue lo primero”.

   Leí los resultados de un estudio centrado en ejecutivos de ventas, donde algo me llamó poderosamente la atención:

  • El 80% de las ventas nuevas se hacen después de la quinta llamada al mismo prospecto.
  • El 48% de los vendedores hacen una llamada y luego tachan al prospecto.
  • El 25% se rinde luego de la segunda llamada.
  • El 12% llama tres veces y luego se rinden.
  • El 10% sigue llamando.

Las personas que constituyen ese 10% de la fuerza de vendedores son los que hacen –y por mucho- la mayoría de las ventas. Y lo que es cierto para los vendedores también le aplica a usted. Sea usted un ingeniero, ama de casa, educadora o empresario, el éxito no resulta de un talento superior, del intelecto ni de la suerte. La perseverancia rinde frutos.

Palabras combinadas con ideas del texto “Mantente perseverando”.