“Grabad esto en vuestro corazón: cada día es el mejor del año.”
– Ralph Waldo Emerson

“Pierde el tiempo hoy; y mañana será igual y pasado aún peor. Cada indecisión conlleva sus propios retrasos y los días se pierden lamentando el tiempo perdido. ¿Estás decidido? Pues no dejes escapar el presente, la audacia es genialidad, poder y magia en sí misma.
Basta con que te comprometas y la mente se enardecerá, ¡Empieza ya y se realizará el trabajo!”
– Goethe

Hacer, cada vez, mejores a los días es, sin duda, el arte más milenario del mundo. Lo único que requiere es voluntad, y saber entender las cosas desde un ángulo, relativamente, distinto.

Experimentar cada momento de la manera más completa, posible, es un hábito que se aprende. Tienes que practicarlo. Vivirás, morirás, y eso es todo.

Cuando te hayas ido, no podrás recoger los beneficios ni las ganancias de la forma humana particular que tienes actualmente. Incluso si crees en la reencarnación, no volverás al mismo cuerpo.

El TIEMPO perdido no existe. Vives lo que estás viviendo AHORA MISMO. Por mucho que lo desees, no puedes estar en ningún otro sitio salvo donde estás. Este momento es igual de importante que el resto de momentos de tu vida. Vívelo y experiméntalo plenamente, tal como se recoge en las siguientes palabras del anonimato:

“No perderé ni un momento siquiera en lamentarme por las desgracias del ayer, sus derrotas y sus sufrimientos. Viviré hoy como si fuera el último día de mi existencia. ¿Y qué haré entonces? Olvidándome del ayer, no pensaré tampoco en el mañana. ¿Por qué arrojaré el ahora detrás del quizá? .¿Puede la muerte que se producirá mañana proyectar hacia atrás su sombra y oscurecer el gozo de hoy?. ¿Debo atormentarme con problemas que tal vez nunca ocurrirán? El mañana yace sepultado con el ayer. Viviré este día de mi existencia.

Este día es todo lo que tengo y estas horas son ahora mi eternidad. Saludo este amanecer con exclamaciones de gozo, como un preso a quién se le conmuta la sentencia de muerte. Elevo mis brazos con agradecimiento al Señor por este
don inapreciable de un nuevo día.

Viviré este día como si fuese el último día de mi existencia. Si malgasto el hoy, destruyo la última página de mi vida. Por lo tanto no retornaré jamás.

Eludiré con ahínco a todo aquello que mata el tiempo. A la indecisión la destruiré con acción; sepultaré las dudas bajo la fe, y el temor lo derrotaré con confianza. Los deberes de hoy cumpliré hoy. Acariciaré a mis padres. Abrazaré a mi compañera y la besaré dulcemente; mañana ya no estará, ni tampoco yo. Hoy le prestaré ayuda al amigo necesitado; mañana ya no  clamará pidiendo ayuda ni tampoco yo podré oír su clamor.

Viviré este día como si fuese el último de mi existencia. Y si es mi último día, será mi momento más grande. Este día haré el mejor de mi vida. Aprovecharé los minutos hasta su máximo. Lo saborearé y daré gracias. Trabajaré con más ahínco que nunca y exigiré a mis músculos hasta que pidan el alivio y aún así continuaré. Haré que cada minuto sea más fructífero y fecundo que las horas de ayer. Mi último día en esta tierra deberá ser mi mejor día. Viviré este día como si fuese el último de mi existencia. Y si no lo es, daré gracias a Dios por darme una nueva oportunidad”.

La vida que tienes es la única, por lo tanto es perfecta. Cada quién le da su toque personal. Pero este mundo, tal como lo conoces, dejará de existir. Si todo lo que está aquí va a desaparecer, ¿Qué es lo que realmente quieres hacer AQUÍ? Porque AQUÍ es el único lugar en que verdaderamente puedes vivir.

“No eres responsable de la cara que tienes…
Eres responsable de la cara que pones.”
– Anónimo