“No eres responsable de la cara que tienes, pero si eres responsable de la cara que pones”…

Anónimo

En días recientes, tomaba un vuelo de avión, y ya sentado en mi silla para despegar, comenzaba una azafata a dar las instrucciones de seguridad. Ella lo hacía con cierto estilo, pero me llamaba la atención, que pasajeros que estaban detrás, delante, y a mi lado, murmuraban sobre la cara de desagrado que reflejaba estaba azafata, haciendo su trabajo. No provocaba, siquiera,  ni mirarla.

Hacemos miles de cosas todos los días, ya sea trabajando, atendiendo, caminando, conversando, etc. Si ponemos atención a la cara que pone la gente que está a nuestro alrededor, nos daremos cuenta de algo muy particular. Muchos rostros hablan por sí solos, ahuyentando, o enviando mensajes  poco aleccionadores.

Podemos inventar un registro iconográfico, de la cara que pone mucha gente, donde simples palabras, nos ayudarán a imaginar lo que voy a detallar.

Hay gente que pone cara de “asco”, esos que pareciera no les gustara lo que hacen, espantando a todo aquel que se le acerca. Sus cejas siempre están levantadas, y sus labios, cerrados, apuntan hacia abajo. A nadie le provoca mirarlos.

Hay los cara de “bravos”, que pareciera todo el tiempo están enojados y mal encarados. No están molestos, necesariamente, pero ponen esa cara. Allí el labio superior, está más metido hacia la boca, sobresaliendo un poco el labio inferior. A mucha gente le da temor acercarse, y mucho menos preguntarle algo.

Hay otros, los que ponen cara de “no me miren”, ignorando a propósito todo tipo de contacto, todo tipo de respuesta, ante cualquier necesidad o conversación, de alguien que esté cerca. Estas personas, miran hacia los lados, observando quien sabe que, todo con tal de no tener ningún tipo de contacto con nadie.

Hay los cara de “amargados”, que ni ellos mismos se soportan, emanando repulsión a todo aquel que se le acerque, o pregunte algo. Estas personas, casi no miran de frente, sino en diagonal, colocando su boca como riendo, pero en su interior sienten como frustración y rabia.

Y finalmente, existen los cara de “sobrados”, esos que con su nariz respingada y sus cejas levantadas, miran por encima del hombro, de quien sea, haciendo sentir menos a cualquiera. Te hacen ver que no vales nada.

Hay más caras, algunas que se me escapan, y otras que por razones obvias no debo describir. A esos los llamaré “Todas las demás caras”, que de bueno, no tienen nada.

El detalle de poner esas caras, tiene que ver con la manera en que te vendes a los demás, y en la forma, sin saber, en que afecta tu salud. ¡Cómo lo acabas de leer! Con caras, como las que describí antes, ni te irá mejor, y muy pronto tendrás algunas enfermedades, que ningún médico sospechará su raíz.

Aclaremos esto.

Por el lado del éxito, es más sencillo. Gente con mala cara no dura mucho donde trabaja. Los mal encarados, raramente son líderes. Personas mal encaradas, arruinan relaciones, y hasta destruyen matrimonios. Gente con cara de pocos amigos, son poco apreciados; nadie los quiere, nunca los desean como compañeros. Siempre la gente se acuerdan de ellos de último.

En materia de servicio, parece mentira, pero muy pocas empresas se preocupan por este detalle (los que ponen su peor cara). Es por ello que abundan en la calle, en las tiendas, en el transporte, en las empresas, y hasta en las familias. Hay países que con la cara y la palabra, forman un concepto de agradabilidad. Por ejemplo, en Costa Rica, todos te saludan o responden, diciendo “Pura Vida”. Es complicado saludar a alguien así, con algunas de las caras que en párrafos anteriores describí.

En materia de salud, hay dos detalles. Las expresiones que pones en tu rostro, están asociadas a estados emocionales. Para bien o para mal. Y el otro detalle, es que si la expresión “mal encarada” dura mucho en tu rostro, ésta activará respuestas químicas negativas, que durarán el mismo tiempo de como tengas tu cara. Es decir, por ejemplo con cara de “bravura”, primero estarás desequilibrando tu sistema inmunológico, de manera determinante.  Y segundo, lo estará afectando mientras ésta cara dura.

Poner mala cara o tu peor expresión, siempre tendrá un costo para la salud de cualquiera.

Cuando se combina la mala expresión  de la cara, con las emociones internas que sientas, esto acelerará el debilitamiento de tu sistema inmunológico, y desprotegerás al cuerpo para hasta activar enfermedades leves y graves.

Es gratis poner un mejor rostro, no cuesta nada. Evita ser como muchos que están a tu alrededor, marca la diferencia con la simple cara, que pones todos los días y verás que con solo eso, atraerás mejores oportunidades a tu vida.