“Lo bueno de la vida, es que podemos volver alegría cualquier espacio de tristeza…
El tiempo es el mejor labrador de la vida. Ésta máxima que nunca pasará de moda, pues es la más cruda verdad, nos hace ver que pase lo que pase, el tiempo siempre terminará venciendo a la más hermosa experiencia de vida o la más tormentosa existencia.
De la reflexión del párrafo anterior me surgen dos interesantes interrogantes: ¿Tienes muchos espacios de alegría en tu vida?, como para que aunque el tiempo venza, la experiencia haya sido placentera.
O, ¿Tienes más espacios de tristeza, alrededor de la vida?
Veamos, a continuación, cuál es la diferencia.
Un espacio de tristeza es un trozo de vida, acompañado de segundos con sentimientos carentes de alegría, con decaimiento de la moral (por expectativas que no se cumplen) o por situaciones dolorosas que puedan ocurrir, en el transitar de la existencia.
Los espacios de tristeza son de dos tipos: Los primeros, que son producidos por ti mismo (por la manera particular de pensar); y lo segundos, generados por las circunstancias que rodean tu vida.
Es importante aclarar, que no todos los espacios de tristeza son negativos. Por el contrario, pueden atraer consecuencias positivas. Por ejemplo, la pérdida de un empleo, de forma repentina, puede ser la oportunidad perfecta para buscar otro mejor, donde ya no convivirás más con esa persona que te hacía tanto daño, en el trabajo donde te despidieron. O el chance para convertirte en empresario, de ese sueño que tenías entre ceja y ceja, pero que por miedo, no te atrevías a emprender.
Los espacios de tristeza producidos por ti mismo, suelen ser pensamientos tóxicos que afectan tu modo de actuar y que te hacen tomar acciones, que se traducen en equivocaciones. Produces espacios de tristeza, por ejemplo, pensando que te mereces todo lo malo que te ocurre, en un momento oscuro de tu vida.
Produces espacios de tristeza conversando con verbos de desesperanza, que a la larga se traducirán en indecisiones e inseguridades. Te hacen paralizarte y nunca tomar decisiones. Produces espacios de tristeza al hacer algo que te perjudica, como tener una relación llena de permanente conflicto con alguien, donde el irrespeto y el maltrato, abundan. Generas espacios de tristeza cunado te dices a ti mismo que no sirves para nada, que siempre te pasa lo malo a ti y que nadie te quiere.
Los espacios de tristeza que son producidos por las circunstancias suelen ser atípicos en frecuencia, como por ejemplo un choque con otro vehículo, la muerte de un ser querido o un simple chaparrón de agua, que ensució tu carro que tuviste lavando todo el fin de semana. Aquí el gran detalle está en cómo percibes lo que te pasa con lo que sucede.
Tú quizás no puedas controlar el que se desinfle una de las ruedas de tu vehículo, por ejemplo. Eso genera pérdida de tiempo y complicaciones. Pero también genera espacio de tristeza por la angustia de lo ocurrido. Te puedes preguntar, hasta 100 veces, ¿Por qué a mí?, mientras no haces nada, o simplemente, de una vez, ponerte a cambiar el caucho.
No puedes controlar la muerte repentina de un ser querido, pero si puedes poner de tu parte para aceptar lo sucedido y realinear el continuar de la vida, tu vida.
Un espacio de alegría, ya en otro concepto, es un trozo de vida, que genera placer, gozo, disfrute y un sabor agradable de existencia. Los espacios de alegría, también son de dos tipos, los que generas con tu determinación y los que suceden de manera fortuita.
Te puede gustar el fútbol e inscribirte en una Academia para practicarlo con determinación y continuidad. Eso lo generas tú, lo produces para tu vida, lo controlas, tienes el mando. Los espacios de alegría, en casi un 90 % están bajo tu responsabilidad, eres el sujeto y verbo de ello. Hay un 10 % dejado a lo fortuito y hasta a la suerte. Practicando fútbol se te puede perder la cartera, y horas después alguien la puede encontrar y devolver.
Los espacios de alegría deben superar con creces, a los espacios de tristeza. Es clave que revises tu balance, puede ser cuestión de salud y vida.
En cualquier momento de tú existencia, pueden ocurrir momentos de tensión, hechos desagradables y, hasta sentir emociones de angustia y preocupación, que alimentan espacios de tristeza. Pero a pesar de ello, es tu responsabilidad revisar el balance con los espacios de alegría. Recuerda que eres tú quien los produce.
Una manera de tener menos espacios de tristeza es mejorando la manera de atraer a tu mente pensamientos más positivos y optimistas. Y eso lo puedes lograr haciendo más cosas que te agraden en la vida. En cada etapa de tu existencia, tienes que aprender a hacerlo, los tiempos cambian, pero la vida debe seguir.
Si los espacios de tristeza superan los espacios de alegría, serias consecuencias puede atraer a ti mismo. En un diagnóstico rápido podemos ver:
En la actitud, desánimo con apatía y miedo.
En la sangre, defensa inmunológica baja, elevados niveles de cortisol. Esto atrae enfermedades constantes, una detrás de otra, comenzando con gripes sencillas, que pueden desencadenar en complicadas consecuencias de salud.
En la pareja, todo tipo de pleito, constantes peleas cortas y caras de pocos amigos. La lejanía es una de las peores consecuencias.
En la calle, rabia, ironía, intolerancia, agresividad y el querer hacerte daño.
Revisa tu balance de espacios de tristeza vs. Los espacios de alegría, pues si no lo haces se te puede complicar la vida, con serias consecuencias para tu bienestar y la felicidad de muchos.
Juan Carlos Caramés Paz
Experto en Creatividad, Autor, Conferencista, Asesor y Consultor.
Con más de 20 años al servicio de más de 800 empresas y 1.500.000 seres humanos formados. Más de 50.000 horas de facilitación. Más de 3.500 conferencias dictadas en: Venezuela, Panamá, Guatemala, Costa Rica, Estados Unidos, Colombia, México, Argentina, Perú, Dubai.