Cuidado con lo que haces, piensas, escuchas y ves, al mismo tiempo, a tu alrededor.

Un pensamiento, uno solo, es suficiente para invalidar cualquier intento de accionar, mejorar o transformar.

Si lo que haces, piensas, escuchas y ves se parece a lo que deseas en la vida, entonces todo va por buen camino. Pero si algunos de los cuatro factores mencionados, anteriormente, fallan, allí hay oportunidad de mejorar o cambiar, para lograr un mejor equilibrio de vida; e iniciar un camino, que te lleve por senderos diferentes o por una ruta de mejor expectativa.

Cada factor es tan importante como cualquiera de ellos. Pero los cuatro juntos, para bien o para mal, son de tener cuidado y atención. Combinan explosivas consecuencias para cualquier vida e intoxican la mejor intención o deseo de superación.

El hacer en la vida, tiene que ver con las actividades que ejecutas, en lo cotidiano, típico y hasta rutinario. Es el día a día, llenándolo desde lo que haces para ganarte la vida, hasta cualquier deporte que practiques. Si no te gusta lo que haces, puedes tomar la determinación de cambiar de empleo, practicar un nuevo deporte o cerrar una empresa y abrir otra.

En el hacer tienes pleno control, tú eres el mismo piloto, y puedes usar tu brújula para un mejor futuro. Lo puedes hacer solo o con la ayuda circunstancial de cualquiera, en el transitar de los días.

Pero cuando lo que piensas, escuchas y ves, comienzan a llenarse de muchos espacios tristes, negativos y desagradables, hay que tener un mayor cuidado, pues la consecuencias para la salud y la forma de actuar, pueden ser alteradas. Siempre existirá opción, para frenar cualquier consecuencia desagradable de estos factores. Y además es una opción, que ahora sabes existe. También puede estar bajo tu control y expectativa de mejora.

Pensar de manera negativa, produce desesperanza, y te hace ver todo con obstáculo y dificultades. Tu verbo se hace tan poderoso, que te puede llevar a cualquier enfermedad.

Pensar en negativo hace ver toco a corto plazo, de color negro, sin brillo, sin remedio, sin cambio. Nada tiene sentido, lo que te hace un protagonista desconocido, invisible a tus propias capacidades. Te programa para ser un perdedor, un obstáculo, una piedra en el camino de la solución, un mediocre con título.

Si adicional a pensar de manera negativa, tus espacios de conversación y relación, están llenos de escucha desagradable, tóxica, enfermiza, con poca esperanza, puede pasar varios aspectos de cuidado mayor. Puedes llegar a creer y aceptar lo que escuchas, sin ver más allá, sin analizar todos los ángulos de eso que escuchas. Puede ser cierto que pasen cosas desagradables, pero siempre existirá la persona, que esa situación la pueda ver como una oportunidad, o que en su escala de valoración, se vuelve un simple dato, o afirmación, y no una verdad que a veces creemos, sin explorarla en profundidad.

En el caso de estar rodeado de personas cuya conversación sea negativa y con poca esperanza, hay cositas simples que se puede hacer, para minimizar su efecto en el alma.

Primero, estar menos tiempo con ellos. Trata de que los instantes de compartir o relación sean más breves, y de poca profundidad.

Segundo, escoge mejor tus grupos de relación y conversación. Elige los más retadores, instructivos y positivos. Busca que la permanencia sea agradable, de humor y alegría. Hay personas que te roban tu energía y otros que te llenan de buena vibra.

Tercero, inventa nuevas actividades y rutinas, que te obliguen a estar con personas nuevas, con grupos desconocidos refrescantes, sal al cine con mayor frecuencia, pero rota tus rutinas con personas tóxicas de conversación.

Si adicional a lo que piensas y escuchas, también lo que ves es desagradable, poco inspirador y hasta bochornoso, entonces, entras en un cuadro de expectativa aún más peligroso, ya que todo lo que recibe el cerebro es información tóxica. Así, sin querer, todo lo que pasa por tu mente te pone en rebeldía, incomodidad e intolerancia. Te convierte en otra persona, por cierto poco deseable, hasta consigo mismo.

Cualquiera de las tres expectativas son negativas, como vitamina para el alma. Pero los tres juntos, demandan un cuidado de atención especial, pues pueden transformarte en otra persona, o simplemente en un paciente más en una clínica u hospital.

De allí que examines tu balance diario. Que saaques cuenta qué tipo de pensamientos consumen tus minutos, que clase de conversaciones estás escuchando o participando, y qué estás observando o en que medio te estás desenvolviendo, cuyas imágenes no son lo más sano para la mente.

Hacer nada es consumirte a ti mismo. Estar alerta a ello, es buscar acciones que te permitan sentirte mejor, o hacer algo que tu cuerpo va a recibir con bienestar.