La fortaleza de tu alma, está en lo más profundo de tu interior, pero también en todo lo que le rodea, y se transforma en tu manera de pensar, sentir y actuar…
Entendemos por coraza, cierto tipo de armadura rígida para proteger el torso de un guerrero, en batalla. Normalmente se compone de varias partes, una para cubrir todo el pecho, otra para proteger la espalada, algunas incluían para cuidar el cuello y los hombros, y por supuesto, la parte final, para proteger la cabeza.
A partir de ahora, me voy a referir a otro tipo de coraza, inspirada en la definición básica. ¿Cómo cuidas tu coraza, para mantenerte con ánimo y disposición optimista?
El 95 % de la coraza que hoy utilizas, es más mental, que de cualquier otro tipo físico. Me refiero a la coraza, que usas para afrontar todos los días las ganas de hacer, superarte y convivir con lo que ocurre a tu alrededor.
Debilitas tu coroza, cuando piensas que lo peor puede ocurrir. Recuerda que la mente obedece lo que piensas, por ello muchas veces es conveniente engañarla, suponiendo que cosas buenas están por suceder. Siempre lo peor la muerte será, y lo mejor, lo que sucede mientras la vida respira. Vive mejor el momento, siente el ahora, y trabaja en el presente, ya que ese esfuerzo se transformará en preciado futuro.
Debilitas tu coraza, cuando dudas de ti mismo. Eres lo más grande, pero si tú dudas de eso, ya es suficiente para que te conviertas en esa duda. Las dudas son como mentiras que inventamos de nosotros mismos, producidas en nuestro interior, que tienen como objetivo carcomer la coraza de la determinación.
Tus creencias te llevan al norte de tus expectativas. Si la duda existe, se transforma en parte de tus creencias. Es bueno, de vez en cuando, hacer inventario de dudas, ponerlas por escrito, y hacer todo lo que se deba por eliminarlas. Solo así funciona la receta de la determinación.
Una duda es como una especie de peaje, que retarda la ejecución de un proyecto, de un sueño o de una decisión. Cuando tus decisiones está gobernadas por tus dudas, te transformas en un ser indeciso, ablandando la coraza de la valentía y la entereza, que muchas veces debemos tener, para afrontar cualquier situación de tu vida.
La duda está gobernada por los miedos, así que no te queda más remedio que afrontarlos, eliminarlos y desterrarlos de la vida. Siempre ha sido así, y será por la eternidad.
Debilitas tu coraza cuando por esos miedos, justificas nada. Los cambios se congelan y tu determinación se enfría, como el Polo Norte. La vida es evolución, cambio y destierro. Para dejar entrar lo nuevo, tiene que salir lo viejo. Para que aflore la alegría, debes eliminar las tristezas; para que aflore la esperanza, debes tener ideas o proyectos, para que salga lo viejo, debes trabajar en lo nuevo.
Nunca dejes que el cambio te obligue al conformismo; jamás permitas que en la acción te domine lo inevitable. Adelántate a los acontecimientos que amenazan tus principales expectativas. No permitas que lo que pase, dirija tu vida. Conviértete en el capitán de tus acciones, arropado por la coraza que decides llevar encima.
Debilitas tu coraza cuando crees que te mereces lo peor, por cualquier motivo. Nadie se merece lo peor, sobre todo por cosas que a veces nos hacen las circunstancias. Fíjate que no coloqué “por cosas que nos hace la vida”. Son las circunstancias las que a veces rigen la vida. Gerencia mejor las consecuencias de tus circunstancias, escoge diferente con quién andas, busca hacer cosas que te agraden, que te reten, que te llenen de endorfina (hormona de la felicidad) así sean pocos minutos, evita tanta conversación pesimista, y ponte más a labrar lo que sueñas, en el día a día.
Debilitas tu coraza cuando escuchas en tu interior lo peor de ti mismo, o peor, haciendo caso de lo malo de ti, dicho por otros. Ya te dije, en párrafos anteriores, que el cerebro se deja llenar por cualquier cosa, buena o mala (es tan sencillo como ingenuo de creerlo). Si es así, dile más veces, y con mayor frecuencia, lo que te gustaría ser. Llénalo de pensamientos agradables, fantasea con él reforzando tu seguridad y la determinación de ser mejor.
Debilitas tu coraza cuando crees que nada vale la pena, que ya no sientes deseo de nada. Sentirse así, es atraer la muerte lenta, llena de enfermedades, dolores e inconformidades. Estás en vida o muerte. La muerte es para la eternidad, y la vida para poco menos de 5.000 sábados (ya que el 90 % de la humanidad ha vivido menos de 100 años).
Saca tu cuenta, primero cuántos sábados ya viviste, y luego proyecta, cuántos más deseas vivir. Es posible que no sean muchos, para que con ese número decidas como hacerlos mejor, más felices, llenos de vida, con más agrado, y sobre todo, escoger con quién vivirlos y contagiar a ellos, de la más hermosa emoción, que es hacer que cada segundo valga la pena, que cada minuto sea la mejor inversión de vida.
Juan Carlos Caramés Paz
Experto en Creatividad, Autor, Conferencista, Asesor y Consultor.
Con más de 20 años al servicio de más de 800 empresas y 1.500.000 seres humanos formados. Más de 50.000 horas de facilitación. Más de 3.500 conferencias dictadas en: Venezuela, Panamá, Guatemala, Costa Rica, Estados Unidos, Colombia, México, Argentina, Perú, Dubai.