“El éxito es la paz mental que nace como resultado natural de la íntima satisfacción lograda al saber que uno hizo lo mejor que pudo para convertirse en lo mejor que uno es capaz de ser…”

– John Wooden

   El título de este artículo es una expresión, frecuentemente, usada cuando nos toca vivir momentos de reflexión, por reacción y, a veces por, convicción. Muchas veces, seguro, la hemos escuchado. Pero, ¿Cuál es su, realmente, significado? Voy a tratar de explicarlo a mi manera.

   Piensa en los siguientes cuestionamientos:

   Lo que estás haciendo, ¿lo ejecutas en la máxima intensidad…?

   ¿Te gusta y te llena, lo que haces en tu vida?

   ¿Te sientes satisfecho con tu estilo actual de actuar?

   ¿Estás haciendo las cosas por encima del promedio, destacándote en muchos factores?

   ¿Eres el mejor haciendo lo que haces?

   Si la mayor parte de las respuestas que has dado son negativas, entonces es hora de dar un alto en el camino, y analizar que vas hacer, para retomar el sentido de la vida y, en la misma proporción, la calidad de los resultados que estás dando como emprendedor en cualquier plano, humano o técnico.

   Vivimos en un mundo cambiante, con velocidades nunca antes vistas en la historia de la humanidad. Muchas veces escuchamos comentar a la gente “¿Por qué no tiene 30 horas cada día del calendario? No nos alcanzan los minutos, y mucho menos los segundos, para terminar y menos hacer reformulaciones en nuestros que haceres. A veces no tenemos tiempo para pensar, reflexionar, cuestionar (ni nos pasa por la mente).

   Una de las paradojas del éxito es que las cosas y los caminos que te llevaron hasta allí, suelen ser las cosas que te detienen allí. A veces andamos como en automático, en opción reflejo y estímulo. Significa que avanzamos por los días, sin darnos cuenta que no nos damos cuenta de nada. Y de paso creemos o sentimos que todo va perfecto, que estamos bien, que no nos puede pasar nada.  Aquí no es para nada necesario hacer una parada y reflexionar.

   Otras veces, por capítulos complicados y circunstancias de la vida, nos damos cuenta que es necesario cambiar, enderezar o comenzar desde cero, cualquier proyecto de vida. Ya aquí por emergencia nos motivamos a reflexionar sobre nuestra manera de caminar.

   Y algunas veces es bueno parar, hacer un pequeño stop, guardar la lupa y sacar unos binoculares o telescopio, para reflexionar en el caminar caminado. Es allí donde entra el título de este artículo que busca hacerte entender que a veces es bueno detenerse y mirar en todas las direcciones necesarias, para ver si vale la pena seguir como estamos, seguir como vamos y seguir como ambicionamos.

   ¿Por qué es bueno hacer un alto en el camino?

Esperar que las cosas cambien, haciendo lo mismo, es lo más parecido a la definición de demencia…

   Cuando todos los días son iguales. Cuando el éxito nos invade. Cuando la rutina nos protege. Cuando casi todos los objetivos se cumplen. Cuando las conquistan comienzan a ser poco apetecibles. Cuando hacerlo bien se parece. Entonces es bueno poner el freno de mano, orillarse, bajarse y ver el horizonte.

   Es poco confiable pensar que todo lo bueno dure para toda la vida, sin hacer los pequeños ajusten que a veces son necesarios ejecutar. Es aquí cuando es perfecto hacer un alto en el camino. Sin la presión de circunstancias podemos encontrar mejores oportunidades. Sin nerviosismos podemos repensar reajustes importantes, que antes nunca veíamos como necesarios. ¿Cómo recargamos las pilas, llevando unas de repuesto, cuando no visionamos nuevas y adicionales maneras de agregar valor a lo que hacemos? Dejamos que lo importante se convierta en urgente, afectando el rumbo planteado.

   Un famoso Gurú de negocios, llamado Gary Hamel, una vez dijo algo que nunca he olvidado “Los individuos y las organizaciones que sean incapaces de escapar de la fuerza de la gravedad del pasado, verán cerradas sus puertas del futuro. Para realizar totalmente la promesa de la nueva era, cada uno de nosotros debe convertirse en un soñador, cuya fantasía sean puertas abiertas a nuevas realidades. Muchas veces un modelo exitoso se convierte en el único, y puede ser peligroso sino somos capaces de inventar uno propio”.

   Hamel, también decía… “El que crea que su actual modelo le va a seguir dando utilidades a perpetuidad, o el que no tenga el valor para confesarlo, tendrá poco incentivo para buscar nuevas oportunidades de crear riqueza, y mucho menos para adoptar una nueva agenda. La negación es trágica. La demora puede ser letal. Debemos desarrollar la capacidad de escapar del puño estrangulador de lo familiar”.

   Nunca olvides las siguientes cinco reflexiones…

   1.- El peor enemigo del éxito de mañana, es el éxito de hoy. Eso lo dijo Rick Warren.

   2.- Cualquiera puede comenzar a partir de ahora y tener un nuevo fin.

   3.- Richard Parcale una vez dijo, “Nada fracasa tanto hoy como el éxito”.

   4.- Los que fueron sorprendidos por el futuro, no estaban prestando la debida atención.

   5.- La mayoría de las personas está ciega de la misma manera, es decir, que todas están prestando atención a las mismas cosas y desatendiendo las mismas cosas.

   Aprende a realizar de vez en cuando algún alto en tu hacer y deber, pregúntate si podemos hacer mejor algún parámetro, verifica si puedes incorporar cosas nuevas en lo que haces y determina, finalmente, si es necesario hacerlo diferente todo. “A veces es necesario volver a comenzar desde cero”.

 La meta no es especular sobre lo que pueda suceder, sino imaginar lo que uno puede hacer que suceda…